DE LOS SUEÑOS A LA REALIDAD

 

Para mí, era un día como otro cualquiera, sin embargo, mi vida había dado un giro inesperado. Me vi sobre un manto de rosas, con un camisón blanco, pero había algo raro dentro de mí, sentía cierto temor pero a la vez tranquilidad.

Desde pequeña había querido ser una princesa y, a su lado lo fui, o al menos eso creía.

Pero, ¿quién es él? Nunca lograba ver quién era cuando estábamos fuera de nuestro castillo, cuando mi bestia, se convertía en príncipe.

Aquellas noches donde se desataba una gran tormenta, al día siguiente se presentaba junto a mi lecho con una rosa en la mano diciendo: “Amada mía, no sé qué he hecho, pero mi amor por ti…es algo muy cierto. Lo siento.”

Él conocía mi debilidad, sabía hacerme sentir como Bella, y, ¡vaya si lo sabía!... Él se convirtió en mi Bestia.

Ayer, mientras soñaba con príncipes y princesas, tuve una terrible pesadilla: el príncipe de ensueño  no era quién decía ser y cuando su princesa quiso escapar, no la volvieron a ver.

Lo peor fue que antes de despertarme le vi, vi su cara en el rostro de aquel príncipe.

Sobresaltada fui al baño, me miré en el espejo y vi que mi pesadilla no era un simple sueño, era real, tan real como las marcas de “amor” que por todo mi cuerpo afloraban.

Quise escapar, salir de aquella casa antes de que él despertara, antes de que se diera cuenta de que quien verdaderamente había despertado había sido yo,  pero fue demasiado tarde.

“¡Bestia!”, le grité con todas mis fuerzas. Él me dedico una de sus mejores sonrisas.

Tras eso me vi sobre un manto de rosas machacadas como mis sueños, vestida con mi camisón de soñar. Todas mis pesadillas habían acabado.

 

Noelia Miguel Montesinos (1º de Bachillerato)